La Baby Smiley: A Case Gone Cold a Year After Her Murder | Westword
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La Baby Smiley: A Case Gone Cold a Year After Her Murder

March 24 marks one year since Colorado rapper Rachel Aboytes was killed in a drive-by shooting in East Denver. In November 2015, Westword ran "Rhymes to Die For," our cover story about Rachel's life and music – and questions that have risen around her posthumous fame. Since the article ran, the family...
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March 24 marks one year since Colorado rapper Rachel Aboytes was killed in a drive-by shooting in East Denver. In November 2015, Westword ran "Rhymes to Die For," our cover story about Rachel's life and music – and questions that have risen around her posthumous fame. Since the article ran, the family informs Westword that they have received no word about progress in the investigation of her murder. Rachel's best friend, Valeria Garcia, is still living in New York out of fear of returning to Colorado until a suspect has been charged.

Rachel's case appears to have gone cold. (Westword was unable to reach Detective Bruce Gibbs for comment.)  Still, Rachel's music continues to spread outwards, especially online, where she has gained fans from around the world. In Mexico, her legacy as the rap artist “La Baby Smiley” has a particularly strong following. On this anniversary of her passing, the original cover story has been translated into Spanish for those fans. Read the Baby Smiley story in English here, and keep reading for the Spanish translation: 

 ACTUALIZACIÓN: El 24 de marzo se cumple un año desde Colorado rapera Rachel Aboytes murió en un tiroteo en el este de Denver. En noviembre del año pasado, Westword publicó un artículo sobre la vida y la música de Rachel - y las preguntas que han aumentado alrededor de su fama póstuma. Desde la publicación del artículo, la familia informa Westword que no han recibido ninguna noticia sobre el progreso en la investigación de su asesinato. La mejor amiga de Rachel, Valeria García, sigue viviendo en Nueva York por miedo a regresar a Colorado hasta que un sospechoso ha sido acusado. Westword también fue incapaz de contactar a detective Bruce Gibbs para hacer comentarios. Por el momento, el caso de Rachel parece frío. Aún así, la música de Rachel continúa extendiéndose, especialmente por Internet, donde ha ganado fans de todo el mundo. En México, su legado como el artista de rap "La Baby Smiley" tiene un fuerte seguimiento particular. En este aniversario de su muerte, la historia del artículo original ha sido traducido al español para los aficionados:



La Leyenda de La Baby Smiley


Durante su vida, Rachel Aboytes era una rapera relativamente desconocida.
Había realizado unos conciertos en la ciudad de Denver, y fue conocida por haber hecho un video musical para “Southsiders,” una canción en inglés y español sobre el mundo de las pandillas, que ha atraido dos millones de vistas en YouTube. Pero Rachel, quien realizaba la música bajo el nombre de La Baby Smiley, estaba a punto de hacer unos cambios en su carrera cuando fue a visitar a su amiga Valeria Garcia en Denver el 24 de marzo, 2015.

Rachel, quien tenía 21 años y vivía en Longmont, Colorado, sentía en conflicto sobre su devoción al mundo violento de las pandillas. Sus amigos y familiares dicen que estaba lista para alejarse de esa vida y continuar hacia un futuro más positivo.

Pero jamás llegó la oportunidad de cambiar. En esa tarde en marzo, Rachel y su amiga pasaron el tiempo sentadas al frente de la casa, tomando tragos y escuchando la música de Motown, un estilo musical amado por Rachel y usado en sus canciones. Después de un rato, decidieron caminar hasta la avenida Colfax para pedir cigarrillos de la gente allà.

De regreso a la casa de Garcia, en la calle Valentia y la Avenida 16, un Jeep Cherokee gris se dirigió a gran velocidad hacia las chicas y paró de repente al lado de ellas. De acuerdo con lo que Garcia le dijo más tarde a la policía, había dos personas dentro del carro: después de un altercado verbal entre ellos y las chicas, una mujer dentro del carro gritó, “Dispárele, papi, dispárele!” Rachel fue herida de un disparo, y murió más tarde en el hospital.

Han pasado un año desde aquel día. Desde entonces, La Baby Smiley se ha convertido en casi un icono entre los fanáticos del rap latino, con una popularidad explosiva debida en parte a un álbum sacado póstumamente por su productor. Es una colección fuerte, lleno de glorificación del mundo de las pandillas, violencia y drogas.

Para la familia de Rachel, la fama repentina es un poco surrealista. Recientemente, un aficionado de California pidió una foto de Rachel para convertirla en un tatuaje. También un amigo en Monterrey, Mexico, contó a la familia que se había encontrado con dos personas en la calle llevando camisetas con las palabras “RIP, Baby Smiley.” Cuando el amigo les comentó que conocía a Rachel de Colorado y pasaba tiempo con ella, ellos no lo creyeron, como si no pudiera ser lo suficientemente importante como para conocer a La Baby Smiley.

Los seguidores de la página Facebook de Baby Smiley han doblado en número desde su muerte, de 9,000 a 20,000. Además, la página incluye comunicaciones desde personas en más de 140 países, incluso de Brasil, Chile y Japón, hasta algunos países que la familia no conoce.

Igual que la muerte de la leyenda tejana Selena Quintanilla, la muerte de Baby Smiley ha creado una sensación de misterio que ya envuelve su vida, su reputación y su música. Algunos cuentos son apócrifos, como los de fanáticos que dicen que vieron a Rachel en un concierto en el cual ella no apareció. Otros son verdaderos, como el cuento de un hombre que le sacó una pistola en Rachel durante un disputa al frente de un 7-Eleven en Longmont. Ella lo miró y se echó a reir: “Tú no tienes los cojones para dispararme,” le dijo – y tuvo razón.

Aunque la policía ha identificado a uno de los sospechosos, nadie ha sido acusado del asesinato de Rachel. Su familia está frustrada con lo que ven como una falta de progreso en el caso.

Pero hay una preocupación más importante que persiste: ¿Es este el tipo de popularidad que Rachel hubiera querido? Mientras que crece su fama — y mientras que una compañía de música vende decenas de miles de copias de un álbum por el cual ella jamás firmó un contrato — sus amigos y familiares dicen que antes de su muerte, ella pensaba en alejarse de la música rap, o, por lo menos, cambiar sus palabras para transmitir un mensaje más positivo. Aunque están orgullosos del reconocimiento que ha recibido Rachel por su talento, se sienten tristes al ver una imagen que quizás Rachel no quisiera extender a una comunidad mundial de fanáticos.

Sin embargo, si hay alguna certeza sobre la música que ella dejó atrás, es la autenticidad de sus letras. Ella conoció bien la vida de las calles. Como dice su hermano, Daniel, “Ella escribía bien lo que vivía.”

Rachel Aboytes nació en 1993 en El Paso, Texas, pero pasó la mayor parte de su juventud en un pueblo pequeño en las llanuras de Kansas. Con 21,000 residentes, Liberal es un centro regional para camioneros, rancheros y granjeros.

La cuarta de cinco hijos, Rachel vivía con sus papás en el Western Mobile Home Park. Había otro parque de casas, Cimarron Heights, al otro lado de la calle, y el mundo de Rachel fue concentrado en las dos comunidades. Jamás había mucho entretenimiento en Liberal, pero Rachel y sus hermanos creaban su propia diversión. A la edad de nueve años, Rachel ya había adoptado un estilo de vida desenfrenado.
Por la noche, grupos de jóvenes hispanos de los dos parques se reunían a beber, fumar y bailar cumbia. Como eran más jóvenes, Rachel y su hermana Rebecca no tenían permiso para participar, pero su hermana mayor, Eunice, nunca hizo mucho esfuerzo por detenerlas.

"Simplemente nos colabamos" Rebecca recuerda con una risa.

Para este momento, Daniel, el hermano mayor, ya se había mudado a Colorado, y su hermana pequeña Naomi era demasiado joven como para saber lo que estaba pasando. Pero las hermanas del medio de la familia Aboyte desarrollaron la reputación de un dúo al que le gustaba estar de fiesta — con apodos que reflejaban sus edades. Eunice, la mayor, se convirtió en "Smiley," porque cuando fumaba marihuana, su cara se contorsionaba en una risa cómica. Rebeca, la siguiente en edad, se convirtió en "Lil Smiley,” y a Rachel, la más joven de las tres, le dieron el apodo "Baby Smiley.”

Al principio, Rachel parecía la más tímida. Durante las fiestas, bebía en silencio, observando a los demás. Como recuerda Eunice, "La miraba en la silla, y podía ver que su mente estaba girando.” Pero poco a poco, Rachel ganó más confianza. Para cuando tenía doce años, se podía tomar una botella entera de vino Mad Dog 20/20 mientras cantaba las “oldies” de Motown, especialmente canciones de los Supremes. Todo el mundo la reconocía por su risa particular, una carcajada aguda que la gente todavía menciona con cariño en su página de Facebook.

"Éramos un grupo rebelde, no voy a mentir," dice Eunice.

El foco principal de su rebelión era con sus padres, inmigrantes religiosos de México que habían experimentado una crianza muy distinta a la de sus hijas. Estrictos con las reglas, los Aboytes intentaron obligar a sus hijos a ir a la iglesia y obedecer los toques de queda, pero como ambos padres trabajaban por la noche, se les hacía difícil monitorear las actividades de sus hijas.

Además, pasaba mucho más en las fiestas del parque que rebeldía común y corriente. Muchos amigos de Eunice se asociaron con los Sur 13 — la pandilla de los Sureños.

Fundada en California en 1968, los Sureños formaron de bandas callejeras que pagaron tributo a la Mafia Mexicana en cambio de protección para quienes eran encarcelados en las prisiones de California. Bandas rivales se asociaron con los Norteños. Las dos facciones crecieron y se extendieron a otros estados.

En Liberal, miembros de la pandilla local de los Norteños se llamaban "Folks." Habiendo pasado tanto tiempo con sus amigos Sureños, Rachel y sus hermanas pensaban que ser un “Folk” era lo peor. A través de su niñez, Rachel y Rebecca fueron testigos de múltiples iniciaciones de Sureños, incluyendo una en la cual los iniciados luchaban contra los pandilleros mayores para ver si los novatos serían capaces de defender el nombre de los Sureños en las calles.

"No se bajen del coche. Cúbranse los ojos," Eunice había instruido a sus hermanas menores. Rebecca aún recuerda ver chispas volando de los zapatos de uno de los luchadores.

La exposición a las pandillas sólo se intensificó a medida que las chicas crecían. Las dos Smileys más jóvenes veían gente siendo atacada y observaban a sus amigos tomando drogas duras. Rebecca y Rachel incluso comenzaron a luchar entre sí, cuando los hombres Sureños quisieron que prueben sus habilidades de combate. "Eso era entretenimiento para nosotros,” explica Rebecca.

Cada vez más, las chicas se sentían atraídas hacia la pandilla. Les daba adrenalina. Era emocionante. Peligroso. Y aún más importante, la pandilla significaba apoyo de gente hispánica, personas con raíces similares, una afiliación que le dio significado a sus vidas en el medio de una región mayoritariamente blanca de los Estados Unidos. Dice Rebecca, "Llevábamos la pandilla dentro de nosotros."

De todas las chicas, Rachel parecía la más simpática. Era inteligente y una escritora talentosa, "recibía notas altas en la escuela," recuerda Rebecca. “Todos pensaban que ella era buena, la menos problemática, pero en realidad, creo que ella era la más traviesa."

Debajo del cascarón de Baby Smiley, Rachel desarrolló una resistencia insuperable, y siempre sentía la obligación de defender el honor de los Sureños cada vez que alguien insultaba a la pandilla — incluyendo una vez en que golpeó a una chica tan salvajemente que los padres de la víctima tuvieron que llamar a la policía. Al ver la gravedad de los rasguños en la cara de su hija, ellos pensaron que el padre de Rachel había sido seguramente el responsable.

Para cuando Rachel alcanzó los catorce años, sus padres se hartaron. Eunice ya había huido una vez a Minnesota, y Rebecca había sido condenada a un campamento juvenil por un tiempo. Entonces cuando encontraron a Rachel tratando de escapar de la casa por tercera vez a través de la ventana del baño, supieron que era tiempo de salir de Kansas. Decidieron mudarse a Longmont, donde vivía Daniel. Esperaban que la mudanza alejara a sus hijas de las pandillas.

Pero no fue así.

Rachel no estaba contenta con la mudanza a Colorado. Le gustaba su vida en Kansas y la idea de abandonar a sus amigos le era amarga. Aún así tuvo que admitir que había ventajas en el hecho de vivir en Longmont: la belleza de las Montañas Rocosas, todo lo que había para hacer. Sus padres también eran conscientes de esto, y tenían la esperanza de que el acceso a cosas como cines, centros comerciales y la naturaleza mantuvieran Rachel fuera de peligro.

“Ni siquiera duro una semana,” dice Eunice.

Sólo de unos días después de inscribirse en su nueva escuela, Rachel vio a una compañera de clase vestida de rojo—el color tradicional de los Norteños— y le preguntó si estaba relacionada con la pandilla. Dadas las guerras territoriales en Kansas, era lo que Rachel esperaba. La chica dijo que no, pero Rachel no pudo aguantarse; sus instintos se hicieron cargo. Corrió hacia su compañera, la tiró al piso y comenzó a golpearla en la cara.

Rachel fue suspendida del colegio y acusada de agresión. Pero ese fue sólo el comienzo de sus problemas. Días más tarde, ella y sus hermanas estaban caminando cerca del colegio cuando se encontraron con un compañero de clase.

“Hey, tu eres esa chica que golpeó a esa otra chica ¿No es cierto?”, preguntó el chico.

“¡Sí, y la voy a atacar de nuevo!”, disparó Rachel.

La amenaza verbal violaba una orden de restricción que había sido presentada por su víctima, así que una vez que la historia llegó a la administración del colegio, la policía fue notificada y Rachel fue arrestada.
Ese era el estado de las cosas cuando Rachel conoció a Patricia Moreno, una especialista en prevención de pandillas de la ciudad de Longmont que luego se convertiría en una de las amigas y mentoras de Rachel. Moreno dice que al principio la historia fue difícil de creer.

“Se presentó ante mí una pequeñísima jovencita y yo pensaba: no puede ser ¿Todo el mundo está haciendo un escándalo por esta cosa pequeña?”Después vio las manos de Rachel. Había múltiples tatuajes en ellas con la letra S, puntos, el número 13.

A pesar de esto, las dos se llevaron bien. Moreno tenía miembros de su familia que estaban afiliados a las pandillas, por lo que entendía la mentalidad de Rachel. Ella y Rachel además se vestían de forma similar.
Rachel nunca había visto a una profesional que usara el maquillaje como lo hacía Moreno, usando delineador y lápiz labial oscuros con el cabello peinado al estilo de una latina de la vieja escuela. Moreno se dio cuenta de que Rachel era extremadamente leal una vez que uno se ganaba su confianza, y no hablaba mal de los Sureños. Era extrañamente aguda y astuta con las palabras que utilizaba. Incluso había mencionado que quería convertirse en abogada. Moreno veía potencial en ella, si es que lograba convencerla de deshacerse de su obsesión por los Sureños.

Las dos comenzaron a encontrarse en el 2008, después de que Rachel había cumplido un corto período en el Centro de Servicios Juveniles Platte Valley en Greeley y fue transferida por el estado al Centro de Servicios Juveniles Betty K. Marler en Lakewood, donde cumplió una sentencia de dos años en el programa Rito de Paso, un internado diseñado para delincuentes juveniles.

Los cuarteles para vivir constaban de cuatro unidades con diez chicas en cada una, todas entre 13 y 21 años. Según Ana Karen Rodriguez, una de las amigas de Rachel en el programa Rito de Paso, las unidades estaban clasificadas según el tipo de chicas que estaban en ellas. Una era la unidad de enfermedades mentales. Otra era la unidad de alto riesgo, que albergaba chicas que podían ser capaces de atacar a los empleados, incluyendo una chica que, se rumoreaba, había matado a su madre.

La unidad de Ana y Rachel se llamaba “Pinnacle”, pero ellas preferían llamarla “la unidad mexicana”, por su diferencia racial.

A pesar de la rigidez del programa, a Rachel le iba bien con la rutina e incluso le gustaba. Ejercitaba regularmente: ella y Ana empezaron a ser conocidas como “las reinas de los abdominales”, por su obsesión con los ejercicios abdominales. Rachel además corría para aliviar el estrés, convirtiéndose en la segunda corredora más rápida a la hora de completar el trayecto de 2,5 millas que había en el establecimiento.

Aún más, redescubrió su interés por lo académico. En el 2010 fue elegida como una de las Mile High Scholars entre los colegios públicos de Denver, por lo que asistió a una ceremonia en el Buell Theater y luego conoció al entonces intendente John Hickenlooper. La madre de Rachel estaba orgullosa, y su relación con su hija mejoró a medida que Rachel comenzó a apreciar las dificultades y sacrificios que sus padres habían afrontado al venir a Estados Unidos.

La sentencia de Rachel le permitió desarrollar su talento por el rap. Había sido una fanatica del rap por mucho tiempo y ocasionalmente improvisaba con sus hermanas en las fiestas de Kansas, pero nunca le había dedicado mucho tiempo. Y si había algo que tenía en abundancia en el Rito de Paso, era tiempo.

Rapear no estaba muy permitido en el establecimiento. Pero Rachel se las arreglaba para escribir y practicar sus letras, una mezcla de inglés y español, cuando los empleados no estaban cerca. “A escondidas”, como lo pone su amiga Ana. Tenía mucho material del que sacar inspiración: su problema con la ley, las fiestas salvajes y noches intoxicadas en Kansas, su afinidad con los Sureños.

Las hermanas de Rachel todavía recuerdan el día en que ella les reveló su canción “Criminales” en una sala de visitas repleta de personas. Era una visita de rutina, con gente amontonada alrededor de las mesas, cuando de repente Rachel miró atentamente a sus hermanas y empezó a golpear la mesa, para hacer el ritmo.

Toda la sala se calló mientras sus palabras comenzaban a fluir:

Yo soy La Baby Smiley, no te metas conmigo, if you talk smack te mato a tí y a tu amigo, tengo la mente de una criminal, cuando te ataco, puta, voy a parecer un animal.

Cuando terminó, los ojos de todas las personas en la sala estaban puestos en ella. Sus hermanas mayores estaban anonadadas. No podían creer el fuego poético de su hermana menor.

“¡Wow, no sabía que podía hacer eso!, exclamó Rebecca.

Eunice estuvo de acuerdo: “Eso fue fantástico, tenemos que difundir tu música por ahí”

Con más práctica, la fluidez de Rachel se volvió aún mejor. Incluso rapeaba para Moreno cuando esta la iba a visitar. Para cuando terminó su sentencia en el Rito de Paso, todo el mundo ahí sabía de las habilidades de la Baby Smiley para rapear.

Ya de vuelta en Longmont, estaba improvisando rap todo el tiempo. Rapeando en fiestas. Rapeando en su casa. Simplemente parecía venirle naturalmente a Rachel. Eunice recuerda que su hermana le pedía que escribiera letras con ella.

“Después de treinta minutos, yo tenía sólo algunas líneas y ella ya tenía los 16 compases”.

No es que Rachel supiera mucho acerca de terminología de música o cómo funcionaba la industria. La primera vez que alguien le pidió cantar a capella ella, respondió, “¿A capella qué?”.

También intentó grabar en el centro juvenil en Longmont donde Moreno trabajaba, pero el centro no le permitió grabar canciones acerca de pandillas o canciones que contuvieran vulgaridades. Eso dejó solamente una o dos canciones con las que Rachel pudo trabajar.

Finalmente, otro rapero le recomendó un estudio llamado Yo’ Hood Entertainment en East Colfax en Aurora. Allí, Rachel encontró acceso a un equipo de audio profesional — esta vez sin restricciones para las letras. El estudio cobraba por hora, así que Rachel dividía los pagos con su shermanas, a veces limpiando una casa o dos para cubrir la cuota.

Los que frecuentaban Yo’ Hood eran más que nada raperos negros, pero ellos apreciaban las agallas de Rachel. Era poco usual ver a una rapera Chicana en Colorado, y una tan buena como ella. Incluso el productor del estudio, apodado “el Padre del Barrio”, tuvo que admitir: Esa Baby Smiley es deshinibida.

Para este momento, Rachel también estaba cultivando un personaje, fusionando maquillaje estilo chola, pantalones Dickies y polleras lápiz con un atuendo más retro, pachucho, que incluía tiradores y sombreros fedora. El estilo pachuco en particular se transformó en la firma de Baby Smiley, una vuelta a la era de los zoot suits en los 1930s y 1940s. Baby Smiley era como una reencarnación del clásico gangster mexicano, incluyendo el slang en spanglish con el que condimentaba sus letras. Sonaba como nadie.

Su primera presentación fue en un show de apertura en el Rodeo Nightclub en Denver, donde ella cantó sólo dos canciones porque ese era el número de pistas que ella tenía — ritmos que había encontrado en YouTube. Aún así, recibió una respuesta entusiasta a su canción “Criminales”, el mismo rap que había cantado para sus hermanas en la sala de visitas y que había subido online en un video hecho con una webcam.

Ese video terminó abriendo las siguientes puertas de su carrera, cuando Ruben “Ice Pick” Cardenas lo vio en YouTube. Aunque “Criminales” sólo tenía 150 vistas en el momento, era exactamente lo que Cárdenas había estado buscando. Desde que había empezado el sello Cirkulo Asesino en 2009, el productor basado en California había reclutado más que nada raperos hombres y más grandes, provenientes de México, España y Brasil para lista.

Él sabía que ya era tiempo de encontrar talento más joven, una artista femenina si era posible. Aun así, no se esperaba encontrarse a alguien del calibre de Rachel. Esta es probablemente la mejor rapera latina que he visto, recuerda haber pensado. La intensidad y veneno de la forma de expresarse de la Baby Smiley era cautivante. Él veía un tremendo potencial, y como era el ejecutivo de otra firma en Chicago el que le había mostrado el video, Cardenas se apuro a representar a Rachel antes que cualquiera de sus competidores.

Fue Eunice quien vio por primera vez su mensaje de Facebook, mientras Rachel se estaba dando una ducha. Las tres Smileys sabían del nombre Cirkulo Asesino, y Eunice no pudo contener su emoción.

Golpeó la puerta del baño. “Hey, Rachel, acabas de recibir un mensaje de Pikahieloz!”

Rachel no dudó ante la posibilidad de unirse a la lista de Cirkulo Asesino. Pero nunca firmó un contrato, y nunca lo firmaría en el futuro. Cardenas le recomendó que no lo haga, recordando experiencias negativas que él mismo había tenido cuando firmó con un gran sello y grabó con un grupo llamado Kartel de las Calles. En lugar de eso, él prometió cubrir sus costos de grabación y devolverle el 20% de lo que ganara con sus canciones.

“Firmar con un sello grande es lo peor. Transforma esto en un trabajo.” Explica Cardenas. “No estoy en esto para ganar mucha plata. Mis artistas entienden que pueden irse si quieren.” Él les dice que prefiere trabajar de palabra — un arreglo hablado.

A Rachel le pareció bien ese arreglo, estaba agradecida que Cardenas tuviera planes de hacerla una estrella. Basándose en éxitos previos que Cirkulo Asesino había tenido con un artista llamado Mr. Yosie en Mexico, Cardenas planeó un video en colaboración entre Yosie, Baby Smiley y otro nuevo reclutado, el rapero basado en Florida Triste De Nemesis.

Triste era el único otro artista de Cirkulo Asesino en los Estados Unidos en ese momento, y aceptó encontrarse con Rachel en Denver para filmar su parte del video musical para la canción “Southsiders.”
Triste también era responsable de la filmación del video, y le pidió a Rachel que juntara con anticipación algunos amigos, un auto lowrider, un pit bull y algunos lugares interesantes para filmar. Cuando llegó, estaba contento y sorprendido por sus selecciones: “Oh, man ¿tenés una máquina de tatuajes?”

Como era el primer video musical de Rachel, Triste también le ofreció algunas indicaciones. “Le dije cómo actuar — cómo presentar su personaje. Los videos musicales son acerca de más que sólo rapear” dice él. Resulta que no era necesario preocuparse por la actuación de Rachel. “Tomó el centro de atención”, dice.
El dúo perdió una tarjeta de memoria llena de material que habían filmado, pero de todas maneras tenían suficiente como para hacer el video, y utilizaron el poder del nombre de Mr. Yosie en los créditos. Era la exposición que Rachel había estado esperando.

Eunice recuerda que ella y Rachel estaban en una tienda Rent-a-Center en el momento en el que el video se lanzó. “¡Ohh dejame ver dejame ver!” dijo Rachel, apretando su cabeza contra la de Eunice para mirar el video en la pantalla del teléfono. Se veía tan genial - el rebote hidráulico de los lowrides. Rachel mostrando una pistola, la forma en que sus manos se movían al compás de su ritmo. Después de que el video terminó, Eunice y Rachel se miraron entre ellas con expresiones serias y se dieron un apretar de manos, después se echaron a reír por lo tontas y formales que estaban siendo.

En los siguientes días, inundaron los comentarios. Siendo un himno Sureño, la canción recibió el esperado fuck—you de los comentadores Norteños. Pero también hubo grandes elogios para la nueva cara de Cirkulo Asesino. Un usuario incluso escribió “La Baby Smiley fue la única buena rapera aquí...”
En sólo algunas semanas, el video sobrepasó las 500.000 vistas (tiene ahora más de 2.3 millones). Rachel llamó a Triste para maravillarse de su éxito: “¡Mirá todas las visitas que estamos teniendo!”

El plan de Cardenas había dado resultado. “Nadie rapeaba en Spanglish como ella, entonces todas estas pequeñas jovenes gangsters empezaron a seguirla,” dice él.

Los shows de Rachel también se hicieron más grandes. Tocó en Hodi’s Half Note en Fort Collins con el lugar lleno, e hice un par de shows en el Roxy Theatre en Denver. En la primavera de 2014 Cardenas la llevó a California a presentarse en una exposición de lowriders en Ventura por el Cinco de Mayo. Cuando el organizador del evento no quiso que Rachel actuara en el escenario principal porque su atuendo sugería afiliación con los Sureños, Rachel cantó igual, pero a su propio público, usando el sistema de sonido de un auto para pasar las pistas sobre las que rapeaba.

Se estaba generando una corriente, pero algunas cosas no convencían del todo a Rachel.

“Rachel tenía dudas sobre sí misma,” dice Rebecca. A pesar de la confianza en el personaje de La Baby Smiley, actuaba como si toda la atención fuera una especie de suerte que podía terminar en cualquier moment.

Cardenas notó las mismas dudas, que reconoce que la retenían. “Ella podría haber grabado tres álbumes,” dice él.

Como no había contrato, sin embargo, el nunca quiso presionarla, un hecho que sus hermanas confirman. “Solo desearía que hubiera podido ver su potencial”, dice él.

Pero a mediados del 2014, la incipiente carrera de Baby Smiey se estaba estancando. Ocasionalmente le pedía a Triste hacer más videos, pero era difícil encontrarse porque él estaba en Florida. Ella, además, necesitaba la estructura a la que se había acostumbrado en el Rito de Paso.

Finalmente, estaban las omnipresentes tentaciones de su vieja vida pandillera.

“Estaba muy atada a la calle,” dice Triste.

Incluso después de que Rachel dejó el Rito de Paso, Moreno continuó trabajando con ella cada dos semanas, tratando de convencerla de escribir una letra que denunciara a su pandilla así ella podría ser elegible para un programa subsidiado de eliminación de tatuajes. Después de años de presión, Rachel eventualmente aceptó escribir la carta, que se enfocaba en cómo estar asociada con Sur 13 había dañado su relación con su madre. Como resultado, un doctor en la Longmont Clinic donó tiempo para eliminar sus tatuajes.

Moreno cree que la clave era la madre de Rachel. “Era tan complicado trabajar con Rachel, porque no podías mostrar falta de respeto por la pandilla. Pero al final, la madre era mucho más poderosa que la pandilla.”

Aún así, Rachel tuvo una recaída a fines del 2014. Comenzó una noche en agosto, cuando ella y Rebecca estaban con una mujer que no conocían bien que les había prometido compartir marihuana con ellas en su casa. La idea de una pipa o dos sonaba bien para las hermanas Aboyte...Hasta que la mujer salió del auto y notaron que tenía una mochila roja. Los Sureños nunca usaban rojo, entonces ellas supieron que debía ser de la pandilla rival. Les dio rabia haber estado fraternizando con el enemigo. La mujer, percibiendo una pelea, corrió hacia su casa y no salió más, incluso cuando las hermanas Aboyte la amenazaron con llamadas telefónicas.

Eventualmente, las hermanas se rindieron y se fueron. No mucho después, sin embargo, la misma mujer llamó para decir “Vengan a la tienda de licor, estoy lista para pelear.”

Rebecca dice que cuando ella y Rachel llegaron, había tres hombres esperándolas en un lowrider: era una trampa. Pero cuando uno llamó “puta” a Rachel, ella no pudo resistir golpearlo en la cara. Viendo una pelea garantizada, un empleado de la tienda de licor llamó a la policía. Todos se dispersaron antes de que los policías llegaran, pero Rachel fue señalada como quien inició la pelea, y se emitió una orden para su arresto.

Eventualmente fue sentenciada a quince días en una casa de medio camino (residencia para ex-prisioneros), seguido de libertad condicional. Fue una llamada de atención para Rachel, que había evitado meterse en problemas desde que había dejado el Rito de Paso. Prometió a su familia que iba a encaminar su vida.

Y las cosas empezaron a mejorar. Rachel empezó a salir con un hombre que había conocido en la casa de medio camino que sus hermanas dicen era bueno y comprensivo.

Después, otro amigo de la casa de medio camino la ayudó a conseguir un trabajo, que era un requerimiento de su última orden judicial. A comienzos del 2015, empezó a trabajar en Lucky’s Market en Longmont como una chef de pizzas.

Pero estabilidad y rutina no era por lo que Rachel era conocida, en la vida o en sus letras. Y cuando ella empezó a mirar esas letras, la familia de Rachel cree, ella se dio cuenta de que defendían las mismas cosas de las que ella se estaba tratando de alejar. Según sus hermanas, esto la golpeó de cerca un día cuando Rachel visitó a su novio en su casa y vio que su hermana más chica había pegado un poster de la Baby Smiley en su pared, en donde Rachel estaba usando los colores de la pandilla y lucía desafiante.

Empezó a pensar acerca de toda la gente que sus acciones habían dañado y cómo no quería que otras chicas jóvenes cayeran en el mismo camino. Su madre piensa que esa es la razón por la que a Rachel la avergonzaba tocar su música frente a ella.

Alrededor de enero y febrero de ese año, Rachel hizo una serie de anuncios sorprendentes.
Hubo una noche durante la cena cuando soltó abruptamente, “Mamá, quiero ir a la iglesia de nuevo. Creo que todos deberíamos ir a la iglesia.”

Hubo una llamada a Cardenas. “Mira, hay algo que tengo que decirte. Ya no estoy sintiendo lo que mi música dice.”

Una llamada a Moreno: “Pattie, estuve pensando mucho sobre cómo estoy dañando a otros chicos — qué mensajes estoy mandando.”

Y le dijo a sus hermanas que si continuaba rapeando, quería cambiar las letras para hablar de cosas positivas y asuntos más importantes, como política, deportación y amnistía.”

“En sus últimos tres meses, estaba muy feliz,” dice Eunice. “Se enamoró, tenía un trabajo. Estaba planeando mudarse a su propio hogar.”

Moreno recuerda pensar, “¡Oh Dios mío! Todos esos años de trabajar juntas, y finalmente lo está entendiento.”

Parecía que en su año número 21, Rachel estaba finalmente dando pasos para mejorar su vida.

Los eventos del 24 de marzo del 2015 continúan siendo una pesadilla para todos aquellos que conocían a Rachel. Ese día no tenía que trabajar en Lucky’s y decidió ir a Denver a pasar el día con su amiga Valeria Garcia. Se habían conocido en un show de la Baby Smiley en el Roxy Theatre y se habían vuelto muy cercanas desde ese momento.

Estaban caminando de vuelta hacia la casa de Garcia después de haber estado pidiendo cigarrillos a lo largo de Colfax y estaban en la intersección de la calle Valentia y la Avenida 16 cuando vieron un Jeep Cherokee gris plateado ir hacia ellas desde el este. Las dos mujeres se apresuraron por la calle 16 para salirse del camino, pero el auto paró al lado suyo. Garcia, la única testigo que pudo ver hacia el interior del auto, dice que contenía a dos personas, un hombre y una mujer, ambos afroamericanos.

La mujer empezó a insultarlas, dice Garcia. “Así que nos dimos vuelta y estabamos como ¿Qué carajo?
¿Por qué te estás enloqueciendo?”, recuerda. “Estaban tan enojados, pensamos que iban a salir y golpearnos.” Rachel, que no era de los que se dejan intimidar ante la confrontación, contestó los insultos de la mujer con aún más ímpetu. Después Garcia escuchó a la mujer dentro del vehículo gritar,

“¡Simplemente disparales, baby, disparales!”

Se escucharon disparos.

La madre de García, que estaba parada fuera de su casa, recuerda ver un altercado y gritar “¡Apúrense, apúrense, vengan adentro!” Pero era demasiado tarde. Rachel cayó al suelo mientras el auto arrancaba y se iba. García, que no fue herida, abrazó a su amiga y sintió un charco de líquido formarse debajo de una de sus costillas del lado derecho.

“Me dieron,” dijo Rachel, jadeando. “No puedo respirar.”

Mientras su madre llamaba a una ambulancia, Garcia empezó a gritar a todo pulmón, “¿Quién le disparó a mi chica? ¿Quién? ¿Por qué no me disparan a mí?” En un ataque de furia, fue a buscar su propia pistola a su casa, corrió hacia la calle y disparó repetidamente hacia el cielo. “Simplemente no podés pensar — hay tantas cosas dando vueltas en tu mente,” Garcia dice ahora. “Estaba enfurecida. Podrían haberle dado a mi madre o a mi hija.”

Rachel fue llevada rápidamente al Centro Médico de Denver pero murió a las 9:08 p.m. Los doctores encontraron dos heridas de bala — una debajo de su axila derecha y otra en su pierna izquierda.

La familia Aboyte se enteró sobre el tiroteo cuando Garcia le envió a Rebecca un mensaje de Facebook diciendo que Rachel había sido disparada. No podía explicar más, porque estaba contestando preguntas de la policía. La familia de Rachel empezó a entrar en pánico, sin saber si estaba viva o muerta. Rebecca fue rápido al hospital, pero nadie le decía donde estaba su hermana. Y según la familia Aboytes, ninguno pudo averiguar nada hasta la siguiente mañana, cuando un representante del médico forense llamó a Rebecca y confirmó que Rachel había muerto.

Desde ese momento, su conmoción se transformó en dolor y después en enojo. Tanto la familia García como los Aboyte afirman que no fue más fácil obtener información de parte de los cuerpos policiales de Denver de lo que fue obtener información en la noche del asesinato. Los Garcías se mudaron a New York por el momento; como testigos principales del tiroteo, temen por su seguridad.

Para empezar, a las familias les gustaría averiguar quién mató a Rachel y por qué. Una orden de búsqueda presentada por el detective Bruce Gibbs del Departamento Policial de Denver sí identifica un posible sospechoso, cuyo nombre salió a la luz por “rumores de la calle”, según el documento. Registros de arrestos de ese individuo muestran que en este momento está en prisión por posesión de armas y drogas en Arapahoe County Jail.

Pero la familia dice que no se enteraron sobre este sospechoso hasta octubre, incluso después de que un artículo del Denver Post lo nombró en julio. No sabían el el Departamento Policial de Denver había recuperado grabaciones de un vehículo que coincidía con la descripción de García de una cámara de seguridad en la calle Colfax. La hora que figura en la filmación es 8:26 p.m., dos minutos antes de la primera llamada al 911. Tampoco sabían que un casquillo de bala igual al encontrado en la escena del crimen había sido descubierto en un Jeep gris plateado que el sospechoso había alquilado en el día del tiroteo.

El detective Gibbs dice que ha mantenido a la familia al tanto de la información y que no puede comentarle a Westword sobre una investigación en curso.

Cuando la identidad de Rachel fue revelada a los medios el 25 de marzo, muchos comentarios en los reportes de noticias apuntaban hacia la afiliación de Rachel con las pandillas en su pasado — alimentando la especulación de que su asesinato podría haber sido encomendado. Sin embargo, según la información que hay hasta el momento, no parece que su asesinato haya sido premeditado.
Aún así, la historia de Rachel con los Sureños es algo con lo que amigos y familia tienen que lidiar. En el funeral de Rachel, el 29 de marzo, Moreno dice que tuvo que sacar una banana azul — un símbolo de los Sureños — del ataúd.

Más tarde, la madre de Rachel se dirigió hacia aquellos que estaban reunidos. “Quiero hablarles a todos ustedes jóvenes que están acá y que conocieron a mi hija, que conocieron un lado de Rachel que yo no le enseñé. Mi esperanza para cada uno de ustedes es que se detengan ahora.”
Ella cree que Rachel estaba justamente intentando hacer eso.

La ironía es que ahora su pasado pandillero ha tomado vida propia.

Pocas semanas antes de su muerte, dice Cardenas, Rachel le dijo que todavía quería grabar un álbum completo, pero no con todas sus viejas canciones. Quería empezar de cero. Cardenas dijo que él aceptó y que le dijo a Rachel que la llevaría a California a grabar en un nuevo estudio que estaba construyendo en su garage. Mientras tanto, arregló para que Yo’ Hood le enviara todas sus grabaciones.

Cuando Rachel fue asesinada, Cirkulo Asesino ayudó a empezar un campaña en GoFundMe para ayudar a pagar el funeral. La campaña logró juntar más de 1200 dólares.

En la ceremonia misma, Cardenas, que había volado a Colorado, se acercó a la madre de Rachel y le pidió permiso para compilar un álbum usando las grabaciones viejas. Usualmente divide sus ganancias 20-80 con los artistas, pero le ofreció a la familia Aboyte un arreglo de 50-50, dice él, además de los ingresos de unas remeras conmemorativas que planeaba hacer.

La madre de Rachel se mostró inicialmente recelosa, dadas las dudas que su hija tenía acerca del contenido de sus letras, pero eventualmente aceptó, principalmente por la cantidad de música de su hija que ya estaba subida online de una forma u otra.

“Además, eso no iba a revivir a mi hija,” dice su madre, que pidió que su nombre no fuera utilizado en esta historia.

Y aunque le dio el visto bueno a Cardenas, decidió no firmar el contrato que él le ofreció porque, como Rachel, ella nunca estuvo realmente interesada en el dinero. El contrato, resalta ella, además tenía su nombre escrito de forma incorrecta.

Probablemente debería haberlo firmado, igual.

Cardenas dice que el álbum póstumo de Baby Smiley, Soy La Baby Smiley, se ha transformado en el segundo mejor vendido de su sello, con 40.000 copias vendidas entre los CDs y las copias digitales. Esto a pesar del hecho de que no ha podido hacer comercializar el álbum a través de un distribuidor grande porque Cirkulo Asesino no tiene los derechos de algunas de las canciones cantadas por Rachel, como “A Breathtaking Guy”, de Supremes. Dentro de los próximos dos años, espera poder ahorrar suficiente capital como para pagar todas las licencias que permitirían que el álbum de Rachel sea distribuido a través de un sello como Universal.

Él también creó un sitio web, lababysmiley.com, donde Cirkulo Asesino vende mercancía de La Baby Smiley y promueve su imagen.

Pero nadie está seguro si esa es la imagen que Rachel quería vender. La mayoría de sus canciones glorifican la vida gangster, elogiando a los Sureños y atacando a los Norteños, o defendiendo la violencia y el uso de drogas. Por ejemplo, en la versión de “Criminales” que Cirkulo Asesino lanzó en el álbum, Rachel introduce la canción con “¡Para todos los Sureños allá afuera, manteniéndose fieles al azul. Al diablo los rojos!

Moreno, la especialista en prevención de pandillas, se rehúsa a comprar el álbum. “Esta era una parte de su vida, pero ella estaba empezando un nuevo capítulo,” dice.

Triste también se muestra receloso. Después de la muerte de Rachel, él decidió no revelar filmaciones originales que los dos habían grabado para un segundo video, “You Don’t Want to Fuck With Me” (No quieres meterte conmigo), porque pensó que contenía imágenes que no estaban bien. Dice que Rachel también lo llamó a principios de 2015 para decir que quería enviar un mensaje más positivo. “Así que no quise revelar algo que estaría en contra de sus deseos,” dice él.

Al mismo tiempo, Triste entiende la extraña posición en la que se encuentra su sello: “Todo lo que dejó fue esta imagen de pandillera.”

Cardena duda cuando considera lo que Rachel hubiera querido. “Esa es una pregunta dificil de responder. Como todos en la vida, ella maduró. Pero esto es todo lo que realmente llegó a hacer, y creo que en última instancia querría que la gente escuche sus canciones.”

Agrega que aún honraría el contrato cincuenta-cincuenta con la familia Aboyte si ellos en algún momento decidieran firmarlo.

De su parte, los Aboytes dicen que no sienten que Cirkulo Asesino haya aprovechado de ellos, pero los distintos miembros de la familia han hecho duelo a su manera a medida que tratan de identificar el significado detrás de la creciente popularidad de Baby Smiley. Rebecca y Eunice han sido tocadas por la corriente de compasión por la muerte de su hermana. Daniel ve una lección moral y religiosa en su vida: “Si Dios ve que realmente quieres cambiar pero no puedes, te lleva.”

La realidad es que para mejor o peor, el legado de Baby Smiley se ha extendido ahora más allá de su control. No importa cómo los fans elijan recordar a Rachel, su amigo Triste sólo ve su popularidad crecer. “Creo que va a venir más de ella.”
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